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Calle de Mérida llevará nombre de Premio Nobel

Mérida, Yucatán a 10 de septiembre de 2019 (InformaTe Yucatán).-El Ayuntamiento de Mérida nombraría la calle 59 x 86 (Av.Itzáes) y 90 del Centro de la Ciudad con el nombre del Premio Nobel de 1982 ‘Alfonso García Robles” quien destacó en la desnuclearización y el desarme.

Esta propuesta será sometida al Cabildo de Mérida, en la sesión convocada para este jueves 12 de septiembre a las 2:00 de la tarde.

Alfonso García Robles fue Diplomático y jurista mexicano, que figuró a nivel nacional e internacional. Contribuyó junto con otros juristas y diplomáticos a la fundación  de la ONU y a la promulgación en 1945 de la Carta de las Naciones.

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Convocatoria a sesión de Cabildo de Mérida de jueves 12 de septiembre de 2019. (Haz Click para agrandar la imagen)

En 1982 el premio Nobel de la Paz por su labor en pro de la desnuclearización y el desarme.

El nombramiento a dicha calle, se da previo a que Yucatán sea sede de la Cumbre Mundial de Premios Nobel de la Paz que se llevará acabo del 17 al 22 de este mes y donde según la Secretaría de Turismo de Yucatán, han confirmado 30 laureados, además de periodistas, el futbolista Rafael Márquez y el actor Diego Luna.

 

BIOGRAFÍA DEL PREMIO NOBEL 

Nacido en una familia de comerciantes, Alfonso García Robles recibió su formación secundaria en Guadalajara. Cursó sus estudios universitarios en Ciudad de México, donde obtuvo la licenciatura de derecho en la Universidad Nacional. Su interés por el derecho internacional lo llevaría a completar sus estudios en Europa. En 1936 obtuvo el premio extraordinario por la tesis que realizó en el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de París. Continuó ampliando estudios en Holanda, donde en 1938 recibió el diploma de la Academia de Derecho Internacional de La Haya.

De regreso a su país en 1939, ingresó en la diplomacia mexicana, y en octubre de ese mismo año fue enviado a Estocolmo como tercer secretario adscrito a la legación de México. En 1941 fue destinado a la secretaría de Relaciones Exteriores de México, donde a lo largo de cinco años permaneció en calidad de subdirector de Asuntos Políticos del Servicio Diplomático. Con el cargo de Secretario de Asuntos Internacionales de la Comisión Nacional de Planeación para la Paz, a García Robles le correspondió participar en una serie de reuniones internacionales encaminadas a sentar las bases jurídicas de lo que en 1945, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, se convertiría en la ONU, la Organización de las Naciones Unidas.

En la primera década de funcionamiento de la ONU, Alfonso García Robles se ocupó de supervisar los asuntos políticos internacionales, los procesos de pacificación de conflictos y las relaciones entre la organización mundial y los organismos regionales. Fue el representante de la ONU en la Conferencia de Bogotá (1948), que sancionaba la Carta de la OEA. Durante esta etapa en Nueva York conoció a una joven peruana, funcionaria de la ONU, con la que compartía afinidades: Juana María Szyszlo, con la que se casaría en 1950 y de la que tendría dos hijos.

En 1957, el gobierno mexicano hizo regresar a García Robles a su país para que se reincorporara a la Secretaría de Relaciones Exteriores como director en jefe de Asuntos de Europa, Asia, África y Organismos Internacionales. García Robles fue el embajador de México en Brasil entre los años 1961 y 1964, y se hizo cargo de la Subsecretaría de Relaciones Exteriores en 1970. A lo largo de este segundo período abordó asuntos multilaterales como los trabajos sobre desarme que se desarrollaban en las Naciones Unidas y encabezó la delegación de su país en el Comité de Desarme. Durante el mandato de Gustavo Díaz Ordaz presidió también las reuniones para la desnuclearización de América Latina celebradas en México a partir de 1964, que culminarían con la firma del tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina (1967), conocido como tratado de Tlatelolco.

En 1975 el gobierno mexicano llamó de nuevo a García Robles para ocupar la Cartera de Relaciones Exteriores; no por ello abandonaría sus responsabilidades en el organismo internacional. Desde enero de 1977, como representante de México en la ONU, participó ante el Comité de Desarme de Naciones Unidas con sede en Ginebra. La experiencia que había acumulado le valió que fuera considerado como el decano de los diplomáticos especializados en desarme y, en 1978, su constancia aseguró el acuerdo en la primera Asamblea General de la ONU sobre desarme.

Nombrado embajador emérito en 1981, su carrera se vio coronada en 1982 cuando el Parlamento noruego decidió otorgarle, compartido con la socióloga sueca Alva Myrdal, el Premio Nobel de la Paz, por su labor en pro del desarme internacional. A lo largo de su carrera dio a la imprenta numerosas obras sobre temas diplomáticos y geopolíticos, entre las que destacan El Panamericanismo y la Política de Buena Vecindad (1938), De la Carta del Atlántico a la conferencia de San Francisco (2 vols. 1949), La desnuclearización de América Latina (1967), El Tratado de Tlatelolco (1967) y La Asamblea General del Desarme (1979).

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