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  • Sábado , 4 mayo 2024

Fortunas de Slim y Larrea equivalen a la riqueza de la mitad de la población más pobre de América Latina

De los 14 ultrarricos que hay en México, 11 se han beneficiado, y lo siguen haciendo, de privatizaciones, concesiones y permisos que les ha otorgado el gobierno mexicano en las últimas décadas, lo que ha representado la transferencia masiva de riqueza de lo público a una pequeña proporción de personas en lo privado.


 

Foto EE: Eric Lugo

Ciudad de México, 23 de enero de 2024 (El Financiero).- La desigualdad en la redistribución de la riqueza en México continúa, pese a los avances que se han tenido en materia de política social y salarial. Muestra de ello es que la fortuna de los dos hombres más ricos del país, Carlos Slim y Germán Larrea equivale a la riqueza de la mitad de la población más pobre de América Latina y el Caribe, de acuerdo con un nuevo informe de Oxfam México.

El reporte El Monopolio de la Desigualdad mostró que la fortuna de los 14 ultrarricos mexicanos – que son aquellos con más de 1,000 millones de dólares de riqueza – casi se duplicó desde el inicio de la pandemia del Covid-19, mientras que en los hogares de menores ingresos aún buscan la manera de recuperarse del gran golpe que fue la crisis económica y el aumento de los precios en los últimos años.

Estos 14 ultrarricos concentran 8.18 de cada 100 pesos de la riqueza privada nacional.

Carlos Slim, el mexicano más rico, tiene una fortuna que supera la de los otros 13 mexicanos ultrarricos. En tanto, si se junta su fortuna con la de Germán Larrea, el segundo mexicano más rico, se observa que en comparación con el inicio de la pandemia las fortunas aumentaron 70%, representando así seis de cada 100 pesos de la riqueza privada del país.

Lo anterior equivale a la riqueza de la mitad de la población más pobre de América Latina y el Caribe, que suma alrededor de 334 millones de personas.

“Esta excesiva concentración del poder económico guarda una estrecha relación con el poder político: los ultrarricos en México lo son, sobre todo, por décadas de gobiernos que han renunciado a regular su acumulación de poder e influencia”, aseveró la organización.

De los 14 ultrarricos, 11 se han beneficiado, y lo siguen haciendo, de privatizaciones, concesiones y permisos que les ha otorgado el gobierno mexicano en las últimas décadas, lo que ha representado la transferencia masiva de riqueza de lo público a una pequeña proporción de personas en lo privado.

Alza de precios

Las grandes empresas son una de las principales fuentes del poder económico y, al tener poder monopólico, tienen la capacidad de fijar los precios en los principales sectores de la economía, lo cual afecta el bolsillo de la población restante.

Esto les ha permitido aprovecharse de los choques económicos tras las crisis globales recientes para subir más que proporcionalmente los precios de los productos en los sectores que controlan”, consignó Oxfam.

De septiembre del 2021 a septiembre del 2022, las ganancias de las empresas capturaron 60% del incremento en precios de la economía mexicana, un periodo que estuvo marcado con altos niveles de inflación en México, que aumentaron el costo de vida de la población.

El aumento de los precios – que en el 2022 rebasó 8% de inflación – tuvo beneficios para las grandes empresas, ya que incrementó las ganancias de los acciones debido a su poder corporativo.

“En México, uno de cada cinco pesos del valor agregado del sector privado se destina a los dividendos, el doble que en Alemania o Brasil. Además, 93% de los activos físicos está en posesión de apenas 10% de las empresas. Este poder económico se traduce además en poder político, que les permite influir en las reglas del juego de su relación con el Estado mexicano. También afecta a las micro, pequeñas y medianas empresas, porque nuestras reglas del juego parecen tratar por igual a actores muy desiguales”, señaló la organización.

 

 

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