“Tengo más probabilidades de morir por ser mujer que por Coronavirus”/ Miriam: “En esta cruzada contra la violencia estamos los de la clase media y media alta, los muy humildes y los de muy arriba, no salen a protestar”
Mérida, Yucatán a 8 de Marzo de 2020 (InformaTe Yucatán).- Miriam Duarte Escalante tiene 87 años y su andar es lento, se ayuda con un burrito, sin embargo, ese no fue impedimento para acompañar a su nieta a la marcha contra la violencia #8M que movilizó a unas seis mil mujeres en la principal avenida de la capital yucateca, el Paseo de Montejo.
Caminó a su tiempo, a su ritmo, siempre a lado de su nieta, no importó que el contingente estuviera unos 50 metros más delante de ella, con su playera blanca, su pañoleta morada y sus lentes blancos modernos para el intenso sol, también exigía un alto a la violencia de género. Caminó desde el Monumento hasta el Remate del Paseo de Montejo, hasta que llegó el momento de separarse de las mujeres, para no ponerse en riesgo, el calor apretaba a más de 30 grados y los ánimos no cesaban.
“Salí a acompañar a mi nietecita –que caminaba a su lado-, además para protestar por lo que está pasando, exigir lo que es justo”, expresó la octagenaria vecina del Barrio de Santiago.
La señora Miriam calificó de maravilloso el movimiento, que tuvo como nunca, una masiva convocatoria, “Le digo a mi nieta que estamos en esta cruzada –contra la violencia- los de la clase media y media alta, ni los muy humildes, ni los de muy arriba, ellas no vienen a estas cruzadas aunque hay mucha violencia, sobretodo en el interior del estado, a flor de piel”.
Desde las 8 de la mañana, jóvenes, mujeres adultas, de la tercera edad, extranjeras, madres acompañas de su familia, féminas acompañas de amigas, de sus parejas o solas, poco a poco fueron llegando al Monumento a la Patria, que fue cercado y resguardado por la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) para evitar pintas. De lejitos, los policías varones aguardaban expectantes que no se altere el orden.
Movidas por el coraje, la indignación, movidas por la muerte de la pequeña Fátima, por el atroz asesinato de Ingrid, movidas por cada mujer víctima de violencia física y sexual en la escuela, en el trabajo y en la propia casa, movidas por el mismo objetivo derrotar al machismo, frenar la violencia, vivir en un mundo de igualdad, donde
“El patriarcado se va a caer”, “No es No”, “Justicia, somos las nietas de las brujas que no pudiste quemar”, “Las mujeres se están rebelando, los hombres no saben que hacer”, “Ni una más” “Ni una menos”, “Luchar hoy para no morir mañana”, “Somos revolución que crece, Vivas nos queremos”, son algunas de las expresiones que pudieron leerse en los cárteles que llevaban.
“Tengo más probabilidades de morir por ser mujer que por Coronavirus”.
Ahí estuvo también, la señora Ligia Canto Lugo, madre de Emma Gabriela Molina Canto, víctima de feminicidio en marzo del 2017, caso que cimbró a la sociedad yucateca. Por un momento la acompañaron asistentes a la caminata del 8M, sin embargo, después de escasos minutos, las organizadoras de la protesta frenaron al contingente y les pidieron regresar hacia el movimiento, lo que generó confusión entre las asistentes, quienes no entendían que ocurría -el derrotero cambió de darle la vuelta al monumento, a llegar hasta el Walmart, al final, se decidieron llegar hasta el Remate y regresar hasta el Monumento. Al final, marcharon varias cuadras en un mismo movimiento y con un mismo fin, exigir alto a la violencia y justicia por cada una que ya no está.
Entre el contingente marchó también la diputada federal, Dulce María Sauri Riancho, ex gobernadora de Yucatán, vestida con su huipil y rebozo morado, con cubrebocas en el rostro y un cartel con la leyenda “Por una vida libre de violencia”.
También se le vio entre el contigente, a Sisely Burgos, titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) en Yucatán.
Según agentes de la policía, el contingente de mujeres se calculó entre 6 y 7 mil personas.
Aunque la marcha en Mérida fue pacífica, se registró un incidente cuando se disponían a regresar al Monumento, debido a que apenas daban la vuelta, se encontraron de frente con asistentes a la biciruta, programa que realiza la autoridad municipal cada domingo. Un padre de familia acompañado de su pequeño hijo, se vio rodeado por mujeres que encabezan la marcha, una de ellas le exigió a gritos retirarse porque solo podían estar mujeres, el niño se asustó al grado que lloró, se cayó de su bicicleta y no sabía que pasaba, sin embargo, otras chicas más calmaron a las jóvenes para tranquilizar la situación y ayudaron al hombre, una de ellas con su cartel que decía “la violencia se combate con amor”, en todo momento estuvo atenta a que al menor no le pasara nada. Al final, se salieron, se subieron a la acera donde las mujeres de su familia caminaban, al parecer, se trataba de turistas.
