Las estructuras de la Catedral comienzan a sufrir estragos debido al crecimiento de pequeños árboles en las torres.
Mérida, Yucatán a 16 de diciembre de 2020 (ImformaTe Yucatán)- La arquidiócesis de Yucatán solicitó la intervención del Instituto Nacional de Antropología (INAH) para dar mantenimiento a las dos torres de catedral donde han crecido arbustos y cuyas raíces están dañando las estructuras del edificio.
La intervención requiere de grúas y obreros especializados en protección de la estructura, ya que, el crecimiento de dos laureles y tres arbustos menores están abriendo las paredes de la torre sur de la catedral que pone en riesgo incluso a transeúntes y feligreses que acuden al edificio religioso, ante el posible desprendimiento de fragmentos de muro y las cornisas que tienen ya más de 400 años.
Antonio Bojórquez Carvajal, director técnico de la Dimensión de Bienes Eclesiásticos y Arte Sacro de la Arquidiócesis de Yucatán señaló que, es preciso que el mantenimiento que requiere el edificio sea más profundo y retirar las raíces de estos arbustos que están creciendo sobre las torres.
Explicó que por las condiciones y la altura (unos 40 metros) se requieren grúas para alcanzar los tres capiteles más altos donde están avanzando rápidamente estos arbustos, descartando el uso de andamios porque los puntos donde crecen estas matas no permite darle protección y seguridad a los trabajadores y albañiles.
La solicitud de la arquidiócesis se envió pasada la temporada de lluvias y ante el evidente crecimiento de al menos seis arbustos en la torre sur y cuatro más en la torre norte, en la parte superior de los campanarios, donde materialmente es imposible tener mecanismos de seguridad para completar los trabajos.
Dijo el especialista que no se ha presupuestado debidamente los trabajos, ya que se requiere de equipo mecánico mucho más sofisticado que el tradicional para superar las alturas y darle el mantenimiento a las dos torres que forman la estructura de la catedral de la ciudad.
Agregó que estos trabajos deben de completarse, porque, hemos visto cómo algunas estructuras pueden colapsar sin el mantenimiento adecuado y en tiempo. Uno de los casos más importantes, recordó, fue la caída de los techos de la iglesia de Nabalam hace dos años.
“Afortunadamente casi se ha reconstruido en su totalidad, pero fue preciso una intervención muy grande y económicamente muy alto que se cubrió con el seguro contratado para proteger los edificios que son patrimonio nacional”.
Otro de los casos recientes, abundó, fue la caída del campanario y destrozos en la sacristía de la iglesia de Tekantó, que sucumbieron por la fuerza del viento y la lluvia por la temporada de lluvias.
En este caso, también se completó la cobertura del seguro y con ello se esta rehabilitando una parte del campanario que data del siglo XIX, pero que en general representan edificios de gran valor histórico y patrimonial y que deben de recibir cuidados permanentes, atención, mantenimiento y supervisión permanente, porque no debe de esperarse a que suceda un desplome para prevenir la protección del edificio y en mayor medida la de los asiduos visitantes y turistas que acuden a estos recintos religiosos, señaló.
