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Yucatán “en amarillo” por afectaciones a los manglares

México es el cuarto país del planeta con más hectáreas de manglares y la Península de Yucatán concentra 60 por ciento de la superficie del país.


Mérida, Yuc. 26 de julio de 2021 (InformaTe Yucatán).- Amplias zonas de manglar de Sisal, Progreso y Telchac y Dzilam de Bravo,se encuentran afectados por el crecimiento urbano, la construcción de carreteras y la falta de atención a las leyes ambientales para proteger estas áreas vitales para la conservación de la biodiversidad costera.

Jorge Herrera Silveira, investigador del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), Mérida, del Instituto Politécnico Nacional (IPN) dijo que  una quinta parte de de los manglares del litoral yucateco están degradados, afectados por la falta de agua, en ocasiones por las sequías y rellenos ilegales, la tala y la falta de atención a la preservación de estas zonas.

Al celebrarse este lunes 26 de julio el Día Internacional de Conservación del Ecosistema de Manglares, producto de la Resolución 38/66 de la Unesco, el científico detalló que, nuestro estado reporta unas 20 mil hectáreas afectadas por diversas causas  lo que también es un foco amarillo, debido al desarrollo que se pretende para áreas costeras sin criterios de conservación y apego a las leyes ambientales.

Informó que, desde el pasado 16 de julio se inició una campaña de reforestación y monitoreo de manglares en el municipio de Dzilam de Bravo, donde grupos ambientalistas, con el apoyo de las autoridades repoblarán unas 200 hectáreas de áreas de ciénagas y pantanos para mantener el crecimiento y desarrollo de estos humedales.

Destacó que, de las 97 mil hectáreas de manglar del litoral yucateco, una quinta parte tiene afectaciones por la construcción de carreteras, lo que obstruye los flujos de agua dulce y salada y que se reflejan en daños severos al medioambiente y también a la pesca.

El proyecto Restauración ecológica de manglares de la costa norte de Yucatán, Región Dzilam de Bravo, es impulsado por Pronatura Península de Yucatán A.C. (PPY), el Cinvestav y el grupo de pobladores de la comunidad conocido como “Los Restauradores de Dzilam de Bravo” donde se invierten 4 millones de pesos aportados por Conafor.

Herrera Silveira repuso que, México es el cuarto país del planeta con más hectáreas de manglares y la Península de Yucatán concentra 60 por ciento de la superficie del país. De esta manera, Yucatán es el tercer lugar con la mayor densidad de humedales

Aunado a esto, indicó, los puertos de abrigo se conectan con las ciénagas. Entonces, este tipo de infraestructuras, sin un correcto manejo de ingeniería, ha ocasionado que las lagunas sean hipersalinas, (con alto contenido en sal) y cause la muerte de los manglares.

El sedimento del manglar muerto se transforma en bióxido carbono, un gas de efecto invernadero, el cual se va a la atmósfera, lo que impacta el cambio climático y el suelo baja de nivel, y cuando las plantas quieren crecer, se ahogan, detalló.

Expuso que, “el grado de afectación es severo porque hay árboles de manglar muertos, donde ya se degradó la madera y han dejado de existir”. Esto afecta de manera severa al medio ambiente un ejemplo de ello fue en 2020, un año intenso de fenómenos tropicales, cuando se presentaron inundaciones en gran parte de la costa, esto se debe principalmente a que, al no haber manglar ,se dejó de cumplir una función vital: absorber el agua. “El suelo del manglar sirve como esponja para absorber el agua durante las lluvias”, sostuvo.

Esta afectación también se advierte en la pesca porque en el manglar se procrean especies y se mantienen en estado juvenil, que luego van al mar a desarrollarse; condición que se pierde por la falta de manglares y conexiones vitales entre el mar las zonas de agua dulce de las ciénagas.

Las áreas más dañadas están Dzilám, Telchac, Progreso, Sisal, señaló. En su caso, Río Lagartos  no se advierte este fenómeno, porque no hay carreteras, ahí el estado de conservación es bueno; al igual que en Celestún, declaró.

Otro tema importante que arrojan los monitoreos costeros es que, en la costa de Dzilám también hay afectaciones en el pasto marino, que es lo que le da un color café característico a sus aguas.

“Estos ecosistemas, que sirven como “guardería” para varias especies marinas, están conectados con el manglar, se necesitan mutuamente para su subsistencia; no obstante, a causa de las embarcaciones particulares, las lanchas recreativas, se han deteriorado. “Si deterioramos el manglar, afecta al manglar, y viceversa y esto afecta la pesca y las playas”, subrayó.

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